Un acento injurioso

octubre 27, 2019

Por Carla Bravo-Reimpell *

El filme El insulto (Doueiri, 2017) permite una exploración de ciertos fenómenos que dan cuenta de un malestar en lo social que cada vez se manifiesta con mayor intensidad, y que para el psicoanálisis tendrían su punto de origen en el despliegue de las pasiones del odio, la cólera y la indignación.

 “Maldito estúpido”, exclama Yasser, el palestino, a Toni, el libanés. Esta manifestación de agresividad, ¿a qué remite? Un incidente por la reparación de unas tuberías que concluye con estas palabras podría pensarse, de acuerdo con las elaboraciones de Lacan en su texto La agresividad en psicoanálisis (1948) como el resultado de “la preminencia de la agresividad en nuestra civilización” (p.112), que, confundida con la virtud de la fortaleza, es “entendida como significativa de un desarrollo del yo, [considerándola] de uso social indispensable (p.113). En este texto, Lacan orienta su comprensión de la agresividad sobre este punto estructural del yo que, por su constitución fundada en las identificaciones imaginarias, tendría a la actuación violenta entre sus coordenadas, esperando la oportunidad para hacerse presente:

…esta relación erótica en que el individuo humano se fija en una imagen que lo enajena a sí mismo daría lugar a esa organización pasional a la que llamará su yo…esa forma se cristalizará en efecto en la tensión conflictual interna al sujeto que determinará el despertar de su deseo por el objeto del deseo del otro [es decir, el “o tú o yo” en cuyo corazón descansa la pulsión de muerte]. (p.106)

Es la estructura paranoica del yo de la que habló Lacan, y que, por universalizable, en tanto todos portamos un yo, daría cuenta de la conflictividad especular, de la “furiosa pasión que escenifica el hombre de imprimir en la realidad su imagen” (p.109), más no de las pasiones en juego para cada sujeto, para Yasser y para Toni. Así pues, más allá de esta confrontación de yoes que se hace evidente en tanto un ataque al prestigio, un atentado contra el honor, en última instancia, la ruptura de esa imagen que da cuenta de la completud, ¿qué pasiones se juegan en lo singular?

Si afinamos nuestro lente, en un plano más cercano, vemos situados a los discursos que se inscriben en lo social, lugar del lenguaje, del Otro. No en vano la primera escena del filme nos habla de que hay un partido y un partidario, un líder y un militante. Y un discurso que tiene como centro al pueblo palestino, al cual se le permite vivir en territorio libanés en calidad de refugiado. Un discurso que, desde el pensamiento libanés, critica los privilegios que se les otorga: de allí la idea de “qué conveniente es ser palestino”. Un discurso que es promovido por los sectores conservadores y que va dirigido a generar xenofobia y segregación. Un discurso que, sin embargo, obvia que los palestinos en el Líbano viven en guetos, trabajan como ilegales y reciben menores remuneraciones; en palabras de Yasser “nosotros somos los negros del mundo árabe”. ¿Cómo entender esto a la luz de las ideas del psicoanálisis? Consideremos la concepción del lazo social que da Lacan en su Seminario XX (1972-73) citado en Brousse (2017):

…yo lo designo con el término de discurso, porque no hay otra manera de designarlo una vez que uno se da cuenta que el lazo social se instaura anclándose en la manera con la cual el lenguaje se ubica y se imprime sobre lo que pulula, es decir, el ser hablante. (p.12)

Valiéndose de la identificación como su instrumento, un discurso -el del amo en este caso- actúa para “conformar a la gente” (Brousse, p.11), es decir, para darle forma a la masa a partir de la imposición del modo de goce que “debe ser”. Por esto, los discursos, como formas de dominación, llevan implícita la violencia sobre los cuerpos de los sujetos, y serían los generadores de los afectos que en ellos se manifiestan. En este contexto Guy Briole, quien ha trabajado con intensidad el tema de la guerra desde el psicoanálisis, plantea cómo los políticos hacen uso del discurso del amo para construir una “ideología del detalle” fundamentada en la “pequeña diferencia que hace al otro odioso” (p. 84) aun siendo un semejante. Sería una liberación perversa de la palabra:

…cuando ya no está retenida, esta palabra es portadora de discursos de odio, que llevan la marca del desprecio del otro, de la incitación a la discriminación, a la denuncia, a la exclusión e incluso a la eliminación física de las personas que constituyen su blanco. (p.25)

Bajo esta perspectiva, podemos entender que los fantasmas de los protagonistas encuentren suficiente sustancia de la que nutrirse, y que el circuito de la ofensa continúe con la sentencia que profiere Toni (“Ojalá que Ariel Sharon los hubiera aniquilado”) auténtica expresión de lo que jurídicamente se entiende como un crimen de odio. ¿Un uso-abuso gozoso de la palabra que pisotea la libertad de la palabra misma y que no deja indemne a los cuerpos, ni al que golpea ni al que es golpeado? Lejos de acercarse a vislumbrar esto, Toni se embarca en la demanda ante la ley de lo que cree con certeza es una justa reivindicación: la disculpa. ¿Pero realmente la desea? No olvidemos que cuando la va a recibir, profiere su sentencia y la aborta, confirmando que lo que desea realmente va más allá de lo que demanda. Para Yasser el fantasma es otro, quizás el de captarse como un desecho, y ¿puede acaso un desecho demandar algo?

Ahora bien, si el odio es promovido por el discurso de lo social para generar el rechazo y la exclusión del otro en tanto diferente, ¿por qué este discurso encuentra lugar en Toni y en Yasser?; ¿podemos hacer un movimiento más hacia su singularidad, hacia lo más íntimo de cada sujeto? Afortunadamente, la película lo permite. Consideraremos ahora lo referido al trauma, y cómo es bordeado a partir de dos marcas sintomáticas.

Tenemos que retroceder hasta un significante, mencionado casi al comienzo de la película: Darmour. Lugar del que no se habla. Historia borrada. Yasser toca la puerta de Toni y solicita permiso para realizar un trabajo de reparación de una tubería en su vivienda: lo impactante es que pudiera haber dicho otra cosa, cualquier cosa, no importaría, el resultado sería el mismo. ¿Qué fue lo que resonó para Toni, lo que repercutió en su cuerpo, lo que se le hizo insoportable? Ningún contenido, simplemente una sonoridad, un acento, el acento palestino. Quizás por eso, podemos plantearnos que la verdadera ofensa que desencadena el drama está aquí y no en el “maldito estúpido”, en tanto es el punto en el que para Toni hay una irrupción de lo real que quiebra la trama de su tranquila vida y genera su cólera. El acento palestino, que remite al conflicto armado que enfrentó a sus pueblos y que, a pesar de separarlos, los articula en lo que podemos nombrar como “el ser palestino”: Toni, afectado por el “ser palestino” referido a los milicianos que ocuparon su pueblo siendo niño; y Yasser afectado por el “ser palestino” en tanto la identidad que lo ha marcado siempre del lado de la exclusión. Esta es una primera marca para ambos.

La segunda marca: Bosch, Libherr, vocablos de origen alemán, precisamente marcas de productos sin traducción, y a las cuales se enlaza una significación referida al trabajo y a la satisfacción por el trabajo, que hace un lazo diferente entre Toni y Yasser. Eso sí, no sin que antes Toni, en el camino hacia la dignidad, hacia lo singularidad y traumático de su historia, emprenda camino hacia Darmour. Y Yasser pueda inscribir su disculpa en el lugar preciso, el que da cuenta del arrepentimiento por la vulneración de la dignidad del otro. Así, la salida posible al conflicto se dará, como postula Jacques-Alain Miller, por los desechos, una vez superados los embrollos imaginarios y simbólicos que el Otro de la ley no logra atajar, en el momento en el que ya no se demanda nada.

Referencias

Briole, G. (2017): El cuerpo del enemigoBitácora Lacaniana. Revista de Psicoanálisis de la Nueva             Escuela Lacaniana-NEL, Número Extraordinario-abril 2017, Violencia y explosión de lo real,           23-32.

Briole, G. (2017): La palabra embargada. Bitácora Lacaniana. Revista de Psicoanálisis de la Nueva            Escuela Lacaniana-NEL, Número Extraordinario-septiembre 2017, Zadig La Movida Latina, 83-96.

Brousse, Marie-Hélène(2017): Violencia en la cultura. De la violencia legitimizada a la      radicalización de la violencia. Bitácora Lacaniana. Revista de Psicoanálisis de la Nueva   Escuela Lacaniana-NEL, Número Extraordinario-abril 2017, Violencia y explosión de lo real,   9-20.

Doueiri, Z. (2017): El Insulto. Ezekiel Films, Tessalit Productions, Rouge International.

Lacan, J. (1948): La agresividad en psicoanálisis (Informe teórico presentado en el XI         Congreso         de los Psicoanalistas de Lengua Francesa). Escritos I. Decimonovena edición,          1997.   México D.F.: Siglo XXI Editores, s.a. de c.v.

  [Foto] Recuperado de: https://www.eldiario.es/clm/cinetario/insulto-Ziad-Doueiri-memoria-cicatrizar_6_769983032.html